Bajo el Hábito Nazareno

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Tertulia Cofrade

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viernes, 5 de febrero de 2010

Boceto del misterio para el paso de Nuestro Señor de la Meditación

“Como un tiesto se secó mi vigor, Y mi lengua se pegó a mi
paladar, Y me has puesto en el polvo de la muerte.
Porque perros me han rodeado; Me ha cercado
cuadrilla de malignos; Taladrarán mis manos y mis
pies. Contar puedo todos mis huesos; Entre tanto, ellos
me miran y me observan. Repartieron entre sí mis
vestidos, Y sobre mi ropa echarán suertes”.
Salmos 22:15-18
D. Fernando Egea Fernández-Montesinos, D. Javier Morcillo Matillas y D. Jacobo Bolívar Muñoz
Este misterio se presenta con una idea básica para captar la atención de los fieles o de los alejados que contemplen el paso de Jesús de la Meditación, que es la catequética.
La catequética puesto que vamos a llevar al espectador a presentar las dos opciones de vida que caben ante la llamada de Cristo. El Bien y el Mal, por tanto la libertad del hombre en su vida ante Dios y la posibilidad de arrepentirse y ser perdonado. Se trata de unir a Dios con los hombres, a Jesús orante con las dos figuras de los dos ladrones, San Dimas y Gestas. Con ambos se representa esa dualidad del hombre y ese escuchar y querer acercarse a Dios, y lo contrario, la posibilidad de tener delante a Jesús de la Meditación, y no querer verlo, o peor, aún de negarlo. En una sociedad como la actual pretendemos que sea una sacudida en las conciencias de aquellos alejados, para que ante la actitud del buen ladrón y el mal ladrón, piensen y reflexionen aunque sea durante los minutos que tengan delante la escena.
San Dimas por tanto se representará más cercano a Jesús, arrodillado y mirándolo implorante con gesto noble. A pesar de ir atado y preso del romano, este irá sujetándolo de una cuerda, no existirá tensión entre ellos pues el romano estará tirando de la cuerda que agarra a Gestas. El mal ladrón si tensionará la situación y pretenderá tirar de la cuerda girando la cabeza hacia atrás en un gesto duro y desafiante. Un gesto de negar la salvación que Jesús le puede dar en ese momento tan trascendente. Por lo que su ubicación en el paso será lo más alejada de Cristo posible en la trasera del mismo y al otro lado del buen ladrón. El romano que prende a ambos igualmente, ira en la trasera del paso y en el mismo lado que el buen ladrón, sujetando ambas cuerdas.
Como vemos Gestas representa claramente el mal, el hombre que se aleja de Dios y lo niega, algo que vemos continuamente en la sociedad actual, que aún conociendo el mensaje o habiendo tenido delante las llamadas de la Iglesia hace oídos sordos o le da la espalda. Actitud que refleja gráficamente de forma clara Gestas. Igualmente ira de rodillas pero forzando el movimiento hacia atrás y mirando al público con altanería. Esta es una muestra igualmente la libertad que Dios concede al hombre desde Adán y Eva para optar a su voluntad, pero recordando la actitud de San Dimas que pidió perdón, (sacramento de la penitencia) se arrepintió, y Jesús se apiadó de el y le dijo aquella frase: “te aseguro que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”.
Completa la escena otro romano acercándose a Jesús en actitud de ir a llamarlo. Es claramente un contrapunto con la paz que respira Jesús meditando, el espectador puede ver que en un segundo la mano del soldado va romper el último momento de paz interior de Nuestro Señor antes de aceptar su martirio. Es una manera de redescubrirle al espectador el horror que pasó Jesús y hacérselo ver desde un punto de vista distinto a las escenas de la Pasión ya bien conocidas. En su consecuencia el romano irá de pie mirando y acercándose a Cristo y con su mano alzada y su dedo a punto de tocar su hombro.
Se trata de una escena propia del barroco, que sigue plenamente vivo en el alma del pueblo andaluz, pues el barroco ha tratado siempre de sorprender al espectador. Sin embargo, el conjunto además de ir cargado de mensaje respeta totalmente la atención preferente en el Cristo teniendo las figuras una función secundaria en el conjunto. Como
vemos todas las figuras se centran en Jesús, a excepción de Gestas que es el contrapunto, y todas respetan especialmente la visión de la imagen, las líneas de atención y fuga convergen en Jesús. Una cosa que se ha tenido muy clara, era que el Señor se tenia que ver desde cualquiera de los cuatro lados del paso, para así nunca perder de vista la imagen de Nuestro Titular, que además de ser una de las mejores tallas de nuestra Semana Santa es el centro de nuestra fe que proclamamos cada Miércoles Santo.
De frente y a ambos lados de la imagen no hay obstáculo alguno, la figura se observará totalmente, al igual que desde atrás desde donde podrá contemplarse la magnifica espalda del Cristo. Igualmente el tamaño de las mismas ira en consonancia con el tamaño real de la imagen. Las figuras serán de vestir las cuatro y los romanos no llevaran plumas blancas largas sino cepillos cortos en los cascos. En función de cómo resulte el misterio una vez terminado se podrá colocar o no una cruz tendida en el suelo con sus tres remates.
El momento que se representa en este Misterio es la espera de Nuestro Señor mientras preparan la cruz para la crucifixión.
Está compuesto por cuatro imágenes que son: dos romanos y los dos ladrones en el momento en que llegan al monte calvario, mientras Jesús ya ha sido despojado de sus vestiduras.
El primero de los romanos se presenta junto a Jesús a su lado izquierdo y en actitud de avisarle con la mano, mientras en la otra sostiene la túnica de la que ha sido despojado momentos antes.
A la derecha del Señor y un poco más retrasado que el romano se encuentra uno de los ladrones (San Dimas) con las manos atadas y en actitud de reverencia ante el Señor.
Por la parte trasera y a la izquierda del paso, se encuentra el mal ladrón, de rodillas y haciendo fuerza contraria para no terminar de llegar al monte calvario.
Y por último nos encontramos en la parte derecha y por detrás de San Damas, al otro romano que con una mano sujeta las cuerdas con las que van atados los ladrones y en la otra mano sostiene los clavos o utensilios de crucifixión.
Con respecto a la localización actual del Señor sobre el paso, este iría más avanzado, en la delantera, para captar mayormente la atención del que observa la escena, sobre un montículo algo más elevado. La disposición de las imágenes hace que desde cualquiera de los costeros podamos divisar toda la escena y todas las figuras integrantes en el misterio.
En esta opción se descarta la presencia de un sanedrita por varias razones: por tratarse de una figura ya utilizada en un misterio similar, con Jesús sentado (en la Hermandad de la Humildad-Cañilla-) al igual que el ofrecimiento de un cáliz a Cristo pues igualmente ya es un recurso utilizado idénticamente en otro misterio (Hermandad del Despojado), el sanedrita por otra parte puede llamar la atención en exceso por su atuendo, volumen y colocación y despistar al espectador tanto en la visión del Cristo como en la catequesis que el buen y el mal ladrón pretenden dar en el paso.
No solo es un paso de misterio sino que se ve plasmada una visión catequética de la lucha del bien y del mal (representada en los ladrones) mientras se medita sobre el sacrificio del Cordero divino en el árbol de la cruz que ha sido preparada. La idea ha sido que este misterio fuese original ante los ya existentes en la Semana Santa andaluza.

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